Comienza la Diplomatura “Transversalización de la perspectiva de género en las Fuerzas Armadas”

Es una propuesta conjunta de la UNDEF y la Dirección de Políticas de Género y la Dirección Nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario del Ministerio de Defensa.

La diplomatura brindará capacitación y actualización a quienes integren las Oficinas de Género y los Equipos de Violencia Intrafamiliar de las Fuerzas Armadas. Está compuesta por cuatro módulos en los que se abordan nociones básicas de políticas públicas con perspectiva de género, la normativa nacional, regional e internacional sobre la materia, los conceptos fundamentales sobre violencia en razón de género y contra las mujeres y la normativa específica del ámbito de la defensa, además del análisis de casos.

El curso está destinado a fortalecer una nueva etapa de la implementación de las políticas de género e incorporar una parte importante de la perspectiva que acompaña los desafíos de la actualidad.

La cita es a partir del 3 de agosto y la modalidad, virtual.

La UNDEF publicará un libro sobre el pensamiento y la obra de Manuel Belgrano

Desde el 27 de julio y hasta el 30 de agosto de 2020 se recibirán los artículos que posteriormente serán evaluados para formar parte de la publicación.

Mediante la Resolución Rectoral UNDEF N° 169/2020, con fecha del 23 de junio, se resolvió la apertura de esta convocatoria cuya finalidad es contribuir al estudio y la difusión del legado de Manuel Belgrano a 250 años de su nacimiento y en el bicentenario de su fallecimiento, conforme lo establecido en el decreto presidencial 2/2020. Asimismo, pretende generar una sinergia en el ámbito académico que reinstale las principales líneas de su pensamiento en los debates actuales y en las tareas inconclusas de las luchas emancipatorias latinoamericanas.

Por ello, desde la UNDEF se convoca a docentes, investigadores o no docentes pertenecientes a cualquier unidad académica de la UNDEF, miembros de otras universidades (públicas o privadas, argentinas o extranjeras), y público en general, a presentar artículos, ensayos y notas de investigación, a nivel nacional y regional, inéditos en castellano, de naturaleza teórica y/o empírica contemplando las siguientes líneas prioritarias:

  • Concepción de la soberanía y creación del símbolo patrio.
  • Educación de las ciencias básicas.
  • Igualitarismo.
  • Perspectiva de género.
  • Importancia del comercio marítimo.
  • Desempeño militar.
  • Vida como periodista, cronista y biógrafo.
  • Medio ambiente.
  • Pensamiento económico, desarrollo de la industria local y distribución de la tierra.

Luego de la admisión de los trabajos, se procederá a su evaluación para la posterior publicación en el mes de noviembre próximo.

Difusión del mapa de proyección bicontinental

La ley 26.651, del año 2010, establece la obligatoriedad de utilizar en todos los niveles y modalidades del sistema educativo y su exhibición pública en todos los organismos nacionales y provinciales mapa bicontinental de la República Argentina.

Los mapas de uso común minimizaban la extensión de la Argentina, con una pobre valoración de los legítimos derechos sobre los territorios antárticos. El proyecto de ley aprobado muestra a la Antártida Argentina a continuación de la Isla Grande de Tierra del Fuego, límites reales. De este modo, se busca concientizar a las generaciones futuras sobre la inmensidad y riqueza del territorio argentino.

El Instituto Geográfico Nacional (IGN) es la agencia cartográfica nacional de Argentina. Es un organismo descentralizado del Ministerio de Defensa de la Nación. El origen del IGN se identifica con el nacimiento de la Oficina Topográfica Militar, ocurrido el 5 de diciembre de 1879, hace 141 años. A principios del año 1901, adoptó la denominación de Instituto Geográfico Militar. En mayo de 2009, el Instituto Geográfico de la República Argentina fue pasado al área civil, denominándose Instituto Geográfico Nacional.

De acuerdo a lo establecido en la ley Nº 22.963, complementada por la ley Nº 24.943 y la Decisión Administrativa 520/96, toda la estructura orgánica del IGN responde al objetivo de producir y explotar información geoespacial. En otras palabras, entender en la planificación, programación, ejecución, control, fiscalización y asesoramiento de la actividad geográfica, a nivel nacional, a fin de satisfacer los objetivos y políticas establecidas por el Poder Ejecutivo Nacional, contribuyendo a una eficaz definición y representación de la soberanía territorial Argentina.

El mapa bicontinental, de uso obligatorio hace ya diez años, busca que ya no se vea más en las escuelas que la representación de la Antártida es sólo un pequeño triángulo al margen derecho del mapa. Ahora, es obligatorio el uso del mapa confeccionado por el Instituto Geográfico Nacional, que muestra a la Antártida Argentina en su proporción real con relación al sector continental e insular.

Desde la Universidad de la Defensa Nacional abonamos esta visión estratégica de los dominios de Argentina en términos de derechos históricos como también con una perspectiva de desarrollo futuro.

Ciclo de Charlas del CEEPADE: El Atlántico Sur como escenario estratégico

Más de 150 participantes asistieron al encuentro virtual que ofreció el Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa “Manuel Belgrano” y la UNDEF

Poco después de las 19 horas del martes 21 de julio, el Rector Jorge Battaglino dio la bienvenida a los participantes de la charla, en la que luego de las palabras de la secretaria ejecutiva del CEEPADE, Nilda Garré, el moderador, Lic. Ernesto López, dio pie a la exposición los tres disertantes previstos para la ocasión.

El primero en exponer fue el CL (R) Manuel Tomé durante unos 20 minutos, en los que planteó una definición sobre la importancia estratégica del Atlántico Sur en términos de la potencialidad del uso de su espacio marítimo, ya sea comercial o militar.

A continuación, el Dr. Julio Burdman centró su exposición en tres ideas y un interrogante final: los intereses territoriales en pugna y los dos conceptos de soberanía (argentino y británico), la vigencia de estos dos conceptos de soberanía y la posible batalla conceptual que puede dar Argentina al concepto británico, habida cuenta de la crisis en la que este se encuentra. El interrogante planteado tiene que ver justamente con la última idea: cómo plantear la batalla conceptual.

Cerrando las alocuciones, hizo uso de la palabra Daniel Filmus, quien en este momento ocupa el cargo de Secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto. Filmus planteó dos perspectivas estratégicas en el tema, una que tiene que ver con los derechos históricos de los que la Argentina es titular y otra, tan vital e importante con la primera, que tiene que ver con el desarrollo científico y tecnológico que pone en valor la zona desde una visión global. También destacó la importancia que el presidente Alberto Fernández le da a la cuestión desde lo mencionado en sus discursos ante la asamblea legislativa en ocasión de la toma de posesión delos atributos presidenciales, y en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso Nacional.

Luego de las exposiciones, el Lic. López, moderador del encuentro, agrupó las preguntas hechas por los participantes por temática y las transmitió a los oradores, quienes tuvieron un par de minutos para responderlas y exponer profundizando en los temas tocados. Luego de dos horas de reunión, se dio por terminada la jornada agradeciendo la participación e invitando a la próxima reunión, que ya está siendo organizada.

La UNDEF y TADANOR firmaron un convenio marco de colaboración

El Rector de la Universidad, Jorge Battaglino, y el presidente Talleres Navales Dársena Norte S.A.C.I y N. (TANDANOR), Miguel Ángel Francisco TUDINO, el 15 de julio hicieron efectivo un convenio de colaboración a través de una video-conferencia que efectivizó el acuerdo.

Con la firma de éste Convenio, la UNDEF dio inicio a un proceso de cooperación con TANDANOR cuyo objeto es la capacitación de Recursos Humanos, el asesoramiento y los servicios técnicos, la investigación aplicada, el desarrollo tecnológico, las pasantías/prácticas profesionales.

“Queremos que la UNDEF sea la primera opción en la que se piense, cuando una institución como TANDANOR, piense en la capacitación de su personal, y que, para nuestros estudiantes, la empresa sea un horizonte posible en cuanto a la práctica profesional”, expresó Battaglino.

A su vez, Tudino destacó la posibilidad de que en la UNDEF se dicten cursos y carreras que puedan articularse en pasantías y capacitación para estudiantes y también para trabajadores de ambas instituciones.

Además del Dr. Battaglino y el Ing. Tudino participaron de reunión virtual, por TANDANOR el vicepresidente Carlos Marcial Irigoitía y el director Dr. Antonio Darío Cerdera; por la UNDEF los Secretarios, Académico y de Ciencia y Tecnología, la Subsecretaria de Comunicación y Relaciones Institucionales, y el Asesor Lega. También formó parte de la videollamada la Secretaria de Investigación, Política Industrial y Producción para la Defensa del Ministerio de Defensa Lic. Sandra Daniela Castro.

Storni hoy

Por Juan Carlos Celle licenciado en Filosofía y
Carlos Marcial Irigoitia Vicepresidente de Tandanor

«El agua es el principio de todas las cosas.»
Tales de Mileto (-VII, época en que los filósofos podían prever cosechas)

La situación hermenéutica propia y, sobre todo, el tenerla presente y clara (transparente) es lo que nos permitirá, en principio, ver nuestro límite y nuestra finitud en el conocimiento y nos muestra nuestra interpretación como histórica.
Como una interpretación que siempre es desde el presente y, si nos dirigimos al pasado, no es para tomar prestados elementos de otras épocas, sino que el pasado aparece en la medida que importa a nuestro presente
Libre interpretación del «Informe Natorp». M. Heidegger.(1922).

En un extenso y arbitrario arco de siglos transcurridos, que va desde Tales hasta la actualidad, y en el que jugamos a destacar la centralidad del agua como arkhé y de ese primitivo mundo acuático donde surge la vida, se nos ocurre situar el notable texto del vicealmirante Segundo R. Storni titulado “Intereses argentinos en el mar”, que fue publicado en 1916 (y reeditado en 1952, 1967 y 2009). Allí, se afirma que el factor geográfico fundamental de la Argentina, a tal punto que decide su destino, es su insularidad. Tanto nuestro país como Chile están “lanzados como cuña al polo sur”, por lo que constituyen una “casi isla”[1]. Del centro de gravedad de la civilización (que para Storni era fundamentalmente Europa) nos separan diez mil kilómetros de vía marítima. Sostiene también que los europeos solo llegaron a nuestras costas cuando pudieron construir “ese complicado medio de transporte que se llamó la nave”. Del mismo modo, arribaron posteriormente las corrientes migratorias de fines del siglo XIX y principios del XX. Eso explica que el sentimiento del mar esté tan presente en dichas comunidades.

Hay, además, dos factores de innegable importancia que, según Storni, nos obligan a desarrollar lo que llama el poder naval. Uno es nuestro formidable escalón continental, que está entre los más amplios del planeta; el otro, nuestra condición de granero del mundo, lo que nos convierte en el primer centro de abastecimiento global. El mar es la gran vía común en la que debe converger todo el interior de la nación, porque toda o casi toda la producción exportable sale de los puertos. Precisamente por eso hay que fortalecer el poder naval, sustentándolo en tres pilares: la industria de la construcción naval, la marina mercante nacional (tanto de cabotaje como de ultramar) y los mercados (que implican una fuerte acción política orientada al exterior). Para todos estos sectores, en los que también está el pesquero y la investigación científica, reclama políticas activas y planes de protección que incluyan facilidades impositivas, náuticas, portuarias y administrativas, manteniendo un estricto control estatal a fin de evitar maniobras especulativas contrarias a los intereses de la nación. El poder naval cierra con una Armada que realice la defensa marítima del territorio argentino. Storni afirma que “la escuadra argentina tendrá siempre por misión resguardar los intereses argentinos en el mar”.

Esta centralidad del mar y de la condición marítima de la Argentina en la concepción de Storni recibió razonables críticas, tanto en sus dimensiones geográficas, económicas y políticas (que la Argentina no es un país insular sino peninsular, que se limita a una concepción agroexportadora de la economía y que no considera el mercado interno)[2], como en su planteo evolucionista (sostiene una concepción darwiniana antropológica)[3]. Sin embargo, es preciso situarla en el contexto de la época y destacar la formidable potencia de su demanda de romper (a la manera en que un rompehielos quiebra el hielo y dispersa los fragmentos) con nuestra realidad de país dependiente a través del desarrollo de las industrias mecánicas, de una marina mercante propia, de pesquerías y de una adecuada marina de guerra. Solo así defenderemos nuestros intereses en el mar.

Si bien es evidente que Storni reconoce la condición de granero del mundo de Argentina, según la división internacional del trabajo impuesta por Gran Bretaña (y que obedecía a la fase imperialista de la acumulación de capital), lo que propone dentro de ese modelo es el pleno desarrollo de la industria marítima en todos sus estadíos: astilleros, armadores y pesquerías. Esto es, una industrialización nacional avanzada que sea el sustento de una marina mercante de bandera propia, que aun siendo concebida para el transporte de la producción agropecuaria (aunque no únicamente en la medida que enfatiza la necesidad de fomentar la industria pesquera), al ir desplegándose y expandiéndose en sus distintas fases, entraría en tensión con el modelo basado exclusivamente en lo agrario, dando lugar a una matriz productiva mucho más compleja.

Segundo Storni propone una potente política de protección basada en una legislación adecuada y en subsidios bien orientados que posibiliten el desenvolvimiento y la integración de todos los aspectos del poder naval; una industria marítima propia que frene el expansionismo extranjero y nos convierta en un país independiente desde el punto de vista económico.

¿Y la realidad de hoy, luego del breve sueño de principios del siglo XXI y la pesadilla de los últimos cuatro años?

Los diques de la Base Naval de Puerto Belgrano cumplen 118 años; la plataforma elevadora Syncrolift de Tandanor, 42; y el astillero Almirante Storni, 38. Nuestra flota mercante aparece disminuida frente a las de dos banderas. Ya vivimos la tragedia de las décadas de 1970 y 1980, y luego la farsa de los años 1990. ¿Será tiempo de empezar una historia nueva, de intentarlo una vez más? Sin duda, tomando conciencia de nuestra actualidad, de nuestras limitaciones y escaseces, pero también de nuestras potencialidades, sin caer en esa propensión de los argentinos de querer refundar todo cada vez, dejando de lado por un momento a los filósofos que pensaron desde el poder y la gloria, sin necesidad de que Atenea salga completa y terminada de la cabeza de Zeus, sin comprar la ecología eugenésica de los países centrales, pero sí escuchando a los pobladores originarios de estas tierras en su amor y respeto a la naturaleza. Realicemos la modesta tarea de juntar miserias y debilidades, porque no se trata de reunir fortalezas para dominar el mundo, sino de juntar retazos para empezar a construir un destino, tal vez no tan glorioso, pero sí más justo. Elijamos para nuestros proyectos la suerte que despreció Aquiles: la de una larga vida no tan llena de esplendor, pero sí de bienestar.

Solo es posible una marina de guerra junto a una marina mercante, como también una explotación marítima sustentable junto a una investigación científica. Pero hoy la Marina no navega y los astilleros no construyen. Los armadores nacionales, que según Storn, debían dominar las rutas del Atlántico Sur, apenas si logran sostener un tránsito de cabotaje costero. Las inversiones del Estado en infraestructura han desaparecido y las de los privados migraron a centros financieros offshore o abrieron astilleros en los países limítrofes, en busca de menos impuestos y salarios más bajos.

Una forma de que los programas y proyectos tengan la continuidad necesaria y no queden olvidados en los anaqueles, como simples buenas intenciones, es que la sociedad los haga propios. Y la manera de hacerlos propios es que los beneficios lleguen a las mayorías. Cuantos más beneficiados haya, más posibilidades habrá de sostenerlos en el tiempo y profundizarlos. Podemos empezar a entender cuáles son nuestras posibilidades en este mundo globalizado, recientemente vuelto sobre sí mismo por la pandemia del Covid-19, pensarnos en un lugar digno en el indigno reparto del mundo actual. Con el optimismo de la voluntad y el pesimismo (pero también la astucia) de la razón. En ese orden, debemos construir una Argentina que defienda, explore, sostenga y proteja sus intereses en el mar.

Ante el reclamo de lo concreto, tal vez un primer objetivo común es abocarnos a obtener la sanción del Fondo Nacional de la Defensa (FONDEF). La industria para la defensa, entre las cuales se encuentra la naval, es una posibilidad de contar con fondos para poder empezar a caminar… y a navegar.

En palabras del vicealmirante: «La política naval es, ante todo, una acción de gobierno, pero es indispensable, para que tenga nervio y continuidad, que sus objetivos arraiguen en la nación entera, que sean una idea clara, un convencimiento de las clases dirigentes y una aspiración constante de todo el pueblo argentino»[4].

Tal es la actualidad y la vigencia del legado de Segundo R. Storni. Como si fuera parte de la Oda marítima del heterónimo del poeta lusitano Fernando Pessoa[5], Álvaro de Campos, que una mañana de verano ve atracar, nítido y clásico a su manera, un paquebote. Venido de muy lejos, el pequeño navío trae, en medio de una tenue brisa, con la distancia y el sentido marítimo de la hora, la memoria de otros muelles y puertos distantes que conducen hacia otra humanidad.

Julio de 2020

[1] Vid. para las citas de STORNI, Segundo R., Intereses Argentinos en el mar, edición de 2009; https://mydokument.com/intereses-argentinos-en-el-mar.html

[2] Cfr. TRIPOLONE, Gerardo; “Segundo Storni, el mar y la desespacialización de la política”, en Geopolítica(s), 2015, vol. 6, núm. 1, pp. 137-152.

[3] Cfr. GARRÉ, Nilda; “Prefacio” de Intereses Argentinos en el mar, edición de 2009.

[4] STORNI, Segundo R., op. cit.

[5] PESSOA, Fernando; Oda marítima, ed. Monte Ávila, 1977.

La Independencia que supimos conseguir

El 9 de julio de 1816, en la casa que había prestado doña María Francisca Bazán, los diputados que habían llegado de todos los puntos del ex virreinato declararon la Independencia de las Provincias Unidas en Sud América. Comenzaba una nueva etapa para lo que empezaba a ser nuestro país.

Cuando alcanzó el quorum necesario, el Congreso comenzó a sesionar hacia marzo de 1816. Pocos días después, el 12 de abril, José de San Martín, Gobernador de Cuyo en ese momento, transmitió sus pareceres a Tomás Godoy Cruz, su confidente y diputado por Mendoza:

“¡Hasta cuándo esperamos declarar nuestra independencia! No le parece una cosa bien ridícula, acuñar moneda, tener el pabellón y cucarda nacional, y por último, hacer la guerra al soberano de quien en el día se cree dependemos? ¿Qué nos falta más que decirlo? Por otra parte ¿qué relaciones podremos emprender, cuando estamos a pupilo, y los enemigos (y con mucha razón) nos tratan de insurgentes, pues nos declaramos vasallos? Esté V. seguro que nadie nos auxiliará en tal situación. Por otra parte el sistema ganaría un 50 por 100 con tal paso. ¡Ánimo! Que para los hombres de coraje se han hecho las empresas. —Vamos claros. —Mi amigo, si no se hace, el Congreso es nulo en todas sus partes, porque rea­sumiendo éste la soberanía, es una usurpación que se hace al que se cree verdadero —es decir—, a Fernandito”.

La declaración de independencia era un imperativo irrenunciable para San Martín, que ya se encontraba ultimando los planes de cruzar con su Ejército la Cordillera de los Andes, algo que iniciaría apenas seis meses después, en enero de 1817.

Finalmente, el 9 de julio de 1816 se proclamó la Independencia. Éramos independientes políticamente “de España y de toda dominación extranjera”.

Tras el Cruce de Los Andes, el triunfo en Chacabuco y la derrota en Cancha Rayada, el triunfo en Maipú garantizó la independencia de Chile y generaron las condiciones geopolíticas para que San Martín iniciara su expedición al Perú en 1820, en otra etapa de la guerra de liberación que culminará con el “Abrazo de Guayaquil” entre el General argentino y Simón Bolívar en 1822 y la batalla decisiva de Ayacucho en diciembre de 1824.

En todo ese proceso, la Independencia Americana exigiría su cuota de sangre a las y los patriotas. En el medio de todo éste heroico desafío, las dificultades económicas imponían enormes exigencias a la construcción de un Proyecto de Nación.

Es que España no sólo no había auspiciado el desarrollo industrial en sus colonias, sino que hizo lo posible para entorpecer y poner trabas al comercio entre las distintas regiones del extenso territorio.

Tras aquella importantísima declaración del 9 de julio de 1816 éramos independientes, sí, pero solamente en lo político.

Prontamente, además, las intromisiones de otras potencias extranjeras en Nuestra América alimentaron las desavenencias internas y las guerras civiles. El proyecto de la Patria Grande de nuestros Libertadores fue bloqueado por las elites regionales, que hicieron emerger una veintena de repúblicas.

Pero los sueños patriotas y los debates del Congreso de Tucumán siguen en pie. 204 años de lucha lo atestiguan. Miles y miles de patriotas emprendieron, en más de doscientos años de vida política independiente, múltiples batallas por conseguir la independencia económica y la justicia social.

Y eso sigue siendo una enorme tarea y un hermoso desafío para las argentinas y los argentinos de nuestro tiempo…

¡FELIZ 9 DE JULIO!
¡VIVA LA INDEPENDENCIA DE LA PATRIA!