Encabezado

SITUACIÓN ESTRATÉGICA EN EL PACÍFICO OCCIDENTAL Y EN EL ÍNDICO

Por Silvana Laura Elizondo

Los escenarios marítimos del Pacífico Occidental y el Índico se han convertido en este siglo en el centro de una disputa geoestratégica de escala global, en la que se destacan dos potencias principales. Por un lado, Estados Unidos (EE.UU.), que busca preservar allí el statu quo, asegurando el orden internacional de posguerra a través de su capacidad de proyectar poder globalmente, especialmente por vía marítima. Por otro lado, China, que ha consolidado su ascenso como potencia y busca construir una zona de seguridad en sus áreas cercanas que le permita neutralizar las amenazas a su proyecto de “rejuvenecimiento nacional”.

El espacio de interés de los imperativos estratégicos de China está definido, según su Libro Blanco de 2019, por el alcance de sus intereses económicos vitales. Estos intereses están articulados en la “Franja Económica a lo largo de la Ruta de la Seda y de la Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI”1, un proyecto de cooperación económica gestado en 2013 y en vigencia desde entonces. China protege esta proyección geoeconómica con una estrategia de control militar, que comprende tanto sus “mares cercanos” del Pacífico Occidental como las rutas del Océano Índico. El Libro Blanco define la necesidad de "construir una fuerza naval fuerte y modernizada" que sea capaz de llevar a cabo "misiones en los mares lejanos"2. Un área sensible es el Estrecho de Malaca, por donde pasa la mayor parte de su abastecimiento energético.

El sistema defensivo de China se estructura sobre las “cadenas de islas”, un concepto nacido en la década del ’50 para denominar al despliegue realizado por EE.UU. y sus aliados durante la Guerra Fría con el propósito de contener a Pekín. La Primera Cadena de Islas es la que une Japón, Taiwán, Filipinas, llegando hasta Borneo, en el extremo suroeste del Océano Pacífico. Quedan comprendidos dentro de esta primera cadena tres espacios de alto dinamismo, que mantienen una continuidad: el Mar de China Meridional, el estrecho de Taiwán y el Mar de China Oriental.

Allí, los reclamos de jurisdicciones marítimas que emanan de la Convención de las Naciones Unidas sobre Derecho del Mar (CONVEMAR) de 1982 colisionan con el concepto histórico de la territorialidad China, que aspira a controlar las posesiones que supo dominar durante su pasado imperial. Estos espacios correspondieron hace siglos al Imperio Chino, que fue perdiendo sus territorios en el marco de los Tratados de Desigualdad del siglo XIX. El reinicio de la guerra civil a la finalización de la Segunda Guerra Mundial impidió a China afirmar adecuadamente sus reclamos sobre espacios que eran considerados tierra de nadie. Esta lógica histórica está muy presente en las disputas actuales dentro de la Primera Cadena de Islas.

La Segunda Cadena de Islas está conformada por una línea que une las Islas Bonin y Volcano, pertenecientes a Japón, las islas Marianas, entre las que se destaca Guam, pertenecientes a EE.UU. y finaliza en Australia. Más allá de la segunda cadena de islas se encuentra Hawaii, sede del Comando norteamericano del Indo Pacífico.

Estas cadenas de islas se corresponden con los anillos defensivos de la estrategia de antiacceso y denegación de área (A2/AD) de China, que tiene el propósito de negar a potencias adversarias, especialmente EE.UU., la capacidad de ingresar a su espacio jurisdiccional y de interés y, en caso de que lo haga, impedirle la maniobra. Para su estrategia A2/AD China ha desarrollado un completo sistema de misiles balísticos y de crucero avanza- dos, tanto para ataque terrestre como antibuque, que tienen la capacidad de atacar con precisión y evitar la mayoría de las plataformas de defensa antimisiles basadas en el mar. Éstos pueden ser lanzados desde el aire y desde tierra, así como por buques de guerra, submarinos y aviones. Además, ha desarrollado una intrincada red de plataformas de defensa aérea y de misiles para la denegación de área.


Fuente: Economist, Enero 2017 https://www.economist.com/china/2017/01/19/chinas-first-aircraft-carrier-bares-its-teeth

En un escenario que se complementa con las dinámicas del Pacífico Occidental se encuentra el Índico, un espacio marítimo clave para el comercio mundial de bienes y energía. Allí China expande el denominado “Collar de Perlas”, nombre por el que se conoce en los países occidentales a una vasta red de puertos construidos por China, actualmente asociados a la Iniciativa de la Franja y la Ruta. La proyección de intereses chinos en el Índico choca fundamentalmente con los intereses de la India, con la que mantiene además diferendos limítrofes en el Himalaya. Para reforzar su presencia en estas aguas distantes, China continúa desarrollando una marina de aguas azules, basada en grupos de portaaviones y en una nueva generación de submarinos nucleares.


Fuente: Economist, Julio 2016 https://www.economist.com/china/2016/07/02/our-bull-dozers-our-rules

EE.UU., que mantiene una presencia activa en ambos espacios marítimos, se posiciona frente a los cambios en el escenario afianzando su completo sistema de alianzas, reforzando la presencia adelantada de su flota, y manteniendo su perspectiva del orden internacional basado en reglas a través de las operaciones de libertad de navegación.

El fortalecimiento de las capacidades de China para controlar su periferia cercana y la disposición de EE.UU. a evitar desafíos a su hegemonía en la región convierten a estos mares en un foco de atención obligado para analizar y anticipar los rasgos que presentará la dinámica de competencia en el futuro cercano.

Sintetizaremos a continuación las características de los diferentes sub escenarios, cuyas dinámicas de seguridad presentan lógicas regionales particulares, pero que deben ser comprendidas en el marco de esta competencia geoestratégica de escala global.

OCÉANO ÍNDICO

cancías más importantes del mundo, que representan el 50 % del comercio marítimo y el 40 % del abastecimiento de petróleo a nivel mundial. Se encuentra allí una gran cantidad de puntos de estrangulamiento claves para el comercio, como los Estrechos de Bab el-Mandeb, Ormuz, Suez, Malaca y el Cabo de Buena Esperanza.

Con una fuerte presencia de EE.UU. desde la Segunda Guerra Mundial, sus dinámicas de seguridad son complejas y están marcadas por la presencia de una potencia regional como India. Además, entran allí en juego con los intereses de decenas de actores de diferente magnitud, ya sean ribereños o que dependen de las rutas marítimas claves que transitan el Índico.

Pacífico Occidental:

Índico: